martes, 28 de julio de 2015

Sonidos celtas en el Municipal




Si hablamos de teletransportación, la música sigue anotando puntos contra la tecnología que aún sigue sin conseguirlo. Al menos, de la mano de armoniosos acordes, nuestras mentes se permiten vagar en universos antes desconocidos. Y todos los presentes en la noche del viernes 17 de julio en el Municipal no fueron la excepción, porque de la mano de los bahienses Triskel y los capitalinos de compañía Fiesta Noz pudieron situarse durante un repertorio de alrededor de dos horas a las orillas del Sena francés, o en una pequeña isla de Gran Bretaña. Es que la música celta es así: permite a uno viajar en el tiempo y el espacio, remontarse a paisajes místicos o, al menos, a una película a la cual estas agrupaciones sin ningún lugar a dudas, podrían componerle la banda sonora.
La nocturnidad dio paso en su inicio a Triskel, banda instrumental de fusión celta compuesta por Martín Jacob (violín), Natalia Calendino (voz, whistles, acordeón, bodhran), Axel Rubiolo (violoncello), Fernando Zubillaga (voz y guitarra) y Luciano Giqueaux (percusión). Además de la cualidad por excelencia de ser compositores de los temas que interpretan, estos asombran por pasar desde melodías cargadas de nostalgia a otras que nos ubican como los personajes principales de una historia de aventuras y peripecias.

QUINTETO. Triskel no necesita una gran orquesta para lograr
un sonido completo.
Pero las historias no se cuentan sólo desde lo instrumental. Los nombres son el punto de partida de cada relato musical. Después de la redundancia de "Sábado por la mañana" que representa, según palabras del guitarrista "todo lo que nos puede suceder un sábado por la mañana", nos topamos con "Puesta de sol con la flauta" (Sunset with the whistle), composición con la que logran dar vida a los paisajes más místicos.

Es destacable la comunión entre el acordeón y la percusión y cómo el grupo en su pequeña formación tiene la fuerza y la potencia de una gran orquesta, donde cada uno sigue el ritmo de su instrumento y lo hace llenar correctamente el espacio que le corresponde.


UNIÓN. Las bandas unidas, jamás serán vencidas.
Al retirarse Triskel del escenario, el público recibe a Fiesta Noz, que hace su entrada en cuotas. Primero, aparece Brian Barthe con su gaita escocesa y una performance que dejó bien en claro quién era el que tenía los pulmones con más aguante entre los que estábamos presentes en el teatro. Dejó a todos enmudecidos con sonidos de la vieja Irlanda. Más adelante se irían sumando el resto de los integrantes de este conjunto capitalino que da vida a un folk celta al estilo francés: Jérôme Guillot (acordeón diatónico y voces), Daniel Wechsler (acordeón irlandés, dulcimer, flautas, violín, coros), Pablo Franchini (bajo y coros) y Lucas De Carlo (percusión).

Como fue aclarado en el tercero de los temas que conformaron su repertorio, las melodías de Fiesta Noz situaban a uno en la ciudad que alberga la Torre Eiffel. Sets de polkas, "valsecitos" parisinos, gaita irlandesa de codo, mandolina... todo fue paulatinamente adueñándose de cada rincón del teatro, dejando lugar sólo a la imaginación y el disfrute de una música con la que no estamos tan familiarizados. Con la que no nos bombardean por la radio o los canales de televisión.

Triskel y Fiesta Noz se complementaron sobre el final para demostrar que a veces, el "menos es más" pierde sentido y que nunca son suficientes los instrumentos e intérpretes cuando de construir mundos a base de música se trata.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por Haber ido y por la crítica tan favorable.
    Felicitaciones por la página y un saludo grande!!!

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