Si hablamos de teletransportación, la música sigue anotando puntos contra la tecnología que aún sigue sin conseguirlo. Al menos, de la mano de armoniosos acordes, nuestras mentes se permiten vagar en universos antes desconocidos. Y todos los presentes en la noche del viernes 17 de julio en el Municipal no fueron la excepción, porque de la mano de los bahienses Triskel y los capitalinos de compañía Fiesta Noz pudieron situarse durante un repertorio de alrededor de dos horas a las orillas del Sena francés, o en una pequeña isla de Gran Bretaña. Es que la música celta es así: permite a uno viajar en el tiempo y el espacio, remontarse a paisajes místicos o, al menos, a una película a la cual estas agrupaciones sin ningún lugar a dudas, podrían componerle la banda sonora.
La nocturnidad dio paso en su inicio a Triskel, banda instrumental de fusión celta compuesta por Martín Jacob (violín), Natalia Calendino (voz, whistles, acordeón, bodhran), Axel Rubiolo (violoncello), Fernando Zubillaga (voz y guitarra) y Luciano Giqueaux (percusión). Además de la cualidad por excelencia de ser compositores de los temas que interpretan, estos asombran por pasar desde melodías cargadas de nostalgia a otras que nos ubican como los personajes principales de una historia de aventuras y peripecias.
QUINTETO. Triskel no necesita una gran orquesta para lograr un sonido completo. |
Es destacable la comunión entre el acordeón y la percusión y cómo el grupo en su pequeña formación tiene la fuerza y la potencia de una gran orquesta, donde cada uno sigue el ritmo de su instrumento y lo hace llenar correctamente el espacio que le corresponde.